Postres típicos de Asturias
Con una larga tradición gastronómica, en Asturias tenemos varios bocados dulces que son todo un “must have”, o mejor dicho, un “must taste”. Todos son placeres divinos al alcance de cualquier mortal capaces de darle un giro de 180 grados a una tarde cotidiana.
Los primeros son los Carbayones, todo un emblema de Oviedo. Algunos deciden llevarse como recuerdo unas postales, otros, de forma acertada se llevan consigo una cajita de estos dulces. El establecimiento más emblemático para probarlos es Camilo de Blas, llevan desde 1914 abiertos y aunque no seamos muy golosos, entrar en su tienda de la Calle Jovellanos es un viaje a esos años, parece que el tiempo no haya hecho mella en sus vitrinas. Cuenta la historia que José de Blas le encargó al maestro de su obrador un pastel para representar a Oviedo en la I Feria Internacional de Muestras de Gijón, allá por 1924. El nombre le vino a este dulce como anillo al dedo. Frente al teatro Campoamor había un carbayu (roble, en asturiano) que por aquel entonces era emblema de la ciudad. La historia del famoso árbol se remonta al siglo XIX cuando se tomó la decisión de talarlo. Según datan las crónicas de la época, la razón principal de su tala fue su avanzado estado de carcoma interior y que impidió fijar su edad con exactitud, aunque en 1879 se calculó que tendría unos 500 años. Tal es su fama en la ciudad que en la Calle Uría podemos encontrar la placa conmemorativa colocada en 1949 en el lugar exacto en el que se encontraba el famoso árbol. Un año después, se plantó en los jardines del Campoamor otro roble, el conocido como El Carbayín. ¿Un paseo fácil y apetecible? Tras haber cogido nuestros Carbayones en la tienda de Camilo de Blas en la calle Jovellanos podemos dirigirnos a pie hasta el Teatro Campoamor para degustarlos sentados en alguno de los bancos de sus inmediaciones mientras contemplamos a El Carbayín. Apenas hay 300 metros de un punto a otro así que, es apto para todos los públicos, y con el premio dulce seguro que no tendremos ninguna baja en el equipo.
Otro dulce típico son “les casadielles” (casadiellas, en castellano). Aunque antaño eran las protagonistas en carnaval o navidades, hoy en día podemos disfrutarlas en cualquier fecha. Eso sí, en carnaval puede que sepan aún mejor si es que es posible. La receta varía según la zona de Asturias donde las comamos, pero su base fundamental son las nueces o las avellanas o bien, ambos frutos secos mezclados. Estos dos ingredientes son su base debido a que antiguamente formaban parte de la dieta básica de los asturianos. Su acabado puede ser fritas o al horno, las primeras resultan más contundentes y las segundas más livianas, pero las dos están exquisitas. Ya sea en una fiesta familiar o una fiesta de “prao”, les casadielles siempre están entre los elegidos a la hora del postre.
La tarta de almendra es otro postre clásico en Asturias. Sí en Galicia también la tienen (y riquísima), y aunque el refrán diga que “asturianos y gallegos primos hermanos” en este caso, hay varias diferencias. La tarta de almendra en Asturias lleva una base de hojaldre y puede que su secreto resida en su jugosidad, pues es lo que hace que, aunque no hayamos acabado con nuestro trozo, ya nos apetezca otro. Su ingrediente principal, la almendra y su secreto, no se puede desvelar.
Este postre se come todo el año, si bien, en Pascua también es otro de los clásicos ¡Menudos padrinos los que regalen este manjar a sus ahijados!.
El último de los postres incluidos en esta recopilación es el arroz con leche. Un ingrediente como el arroz, que es el alimento principal de muchos pueblos del mundo, recibe en Asturias un trato excepcional. Se le mima, se cocina con los mejores ingredientes, con los tradicionales como la leche casera o la mantequilla. Si todos los postres tienen su historia, éste puede que sea el más histórico. Ya en el siglo X se comía con miel. En el siglo XVIII y con el refinamiento del azúcar se abandonó el prepararlo con azúcar de caña. Hoy en día, se suele comer “requemau” (o requemado, en castellano). Como decíamos líneas arriba, los ingredientes son los tradicionales: arroz, leche, azúcar, canela, limón, mantequilla y un poco de anís de “La Asturiana”. Si el arroz es importante, la leche más. Digno de estudio sería el efecto de añadirle la lecha de vaca de casa recién ordeñada. Es como si el arroz supiera que la leche es casera, absorbe mucha más que de la comprada en el super. Las cosas de palacio van despacio, y el arroz con leche también. Se debe remover durante bastante tiempo. Y si, pese a que hoy en día contamos con la ayuda de todo tipo de utensilios eléctricos, no sabe igual. Seguro que algún asturiano ha tenido que revolverle a su madre o abuela la pota de arroz en alguna ocasión. El último paso en el arroz con leche es su requemau, que le dará ese aspecto característico y ese sabor tan suyo. Hasta los cocineros más vanguardistas siguen respetando la receta tradicional, y es que, si introducen modificaciones, siempre es para exaltar este postre tan nuestro.
Ya sabéis, si os apetece degustar estos y otros muchos dulces, Asturias es la clave ¡Qué disfruten!.