El Hórreo

Si hay un elemento típico en la arquitectura de Asturias, ese es sin duda, el hórreo (y la panera). Se trata de una construcción muy singular y muy ligada a la vida de Asturias, raro es preguntar a alguno y que no nos responda un: en casa de mis padres había uno, mis abuelos tenían una panera, y frases por el estilo. El hórreo está presente por toda la geografía asturiana, y aun siendo muy difícil (por no decir imposible) encontrar dos iguales, su presencia jamás nos resultará extraña.

Que es un hórreo y para que sirve

Se trata de un granero suspendido en el aire, una “despensa” donde antaño se guardaba el maíz, la cosecha, el grano y los aperos. De esta forma, los víveres quedaban protegidos de los temidos roedores. La panera, que podríamos definir como la hermana mayor del hórreo, tiene la misma función. Si bien, aquélla es más grande que éste. La finalidad siempre ha estado clara, sin embargo, el origen de esta construcción aun no. Decía Jovellanos que sus inventores fueron los astures, otros estudiosos se decantan por el origen romano dada la etimología latina de las partes del mismo ( horreum, lignum, pegulus…). Tal y como nos cuenta Julio Blanco Cadavieco en su obra “hórreos y paneras”, puede que hayan surgido por razones prácticas para guardar y proteger la cosecha de la humedad y las temidas plagas.

Como es un hórreo

Horreo

El siguiente paso es conocer un poco su morfología, pues quizá sea lo más característico de los hórreos. Sin hacer un análisis profundo pueden señalarse como partes las siguientes. El “pulpayu”, piedra que se sitúa en el suelo y sobre la que se asientan los pilares del hórreo. Los pilares, reciben el nombre de “pegollos” y sobre ellos se asentará el granero aéreo. Un hórreo asturiano tiene siempre cuatro pegollos, mientras que la panera tendrá al menos seis, pues tiene unas dimensiones mayores que aquél. Los pegollos pueden ser de madera o de piedra. Entre los dos pegollos de la cara frontal se sitúa la “subidoria” que es una escalera que nos permite acceder al hórreo pero que nunca debe llegar arriba pues sólo de este modo se protegen los víveres de los temidos ratones. Encima de los pegollos podremos ver la muela (o mueles en asturiano) y que, si nos fijamos bien, observaremos que siempre sobresale por encima de los pegollos, de nuevo con la finalidad de evitar invitados no deseados. Centrándonos en la construcción tenemos “les trabes”, que son cuatro vigas de madera sobre las cuales se levanta la estructura del hórreo, y cuyo rasgo definitorio es que sobresalen de las paredes verticales. Dichas paredes se denominan colondres. Se trata de tablas de madera colocadas una junto a la otra.  Una vez que ya tenemos las paredes colocadas, seguimos ascendiendo y nos encontramos con los liños, un conjunto de vigas de madera y que sirven de soporte al tejado. Es éste el último de los elementos a destacar. En el hórreo está formado por cuatro maderos inclinados que unen el centro con los liños y que sobresalen de las paredes. La cubierta puede ser de teja árabe (en el centro y oriente de Asturias), de pizarra (en el occidente), de paja (en el suroccidente) o de escoba (en la zona de Somiedo). Estos dos últimos son los que por motivos de conservación menos se ven hoy en día. Por último, es muy típico ver en el centro del tejado una piedra, denominada “moñu” u “obispu”.

Al igual que hoy en día tenemos diversos estilos decorativos, en Asturias, nuestros hórreos y paneras no iban a ser menos. Es más, podría decirse que muchas veces la vista se nos va a ir a los detalles que tienen los hórreos. Unas veces veremos cruces y otras símbolos paganos, teniendo ambas la finalidad de buscar la protección para el hórreo y la cosecha que en el se guardaba. Hoy en día se habla de tres estilos decorativos. El estilo Villaviciosa, donde destacan los motivos geométricos bien tallados. El segundo es el estilo Carreño, en el que predominan los dibujos vegetales, con influencia barroca, y por último (y no por ello menos relevante), el estilo Allande, en el que convergen tallas o pinturas con formas redondas, de relojes e incluso alguna cara humana.

Museo del hórreo

Como elemento fundamental en la vida de Asturias, el hórreo merecía su espacio. Y lo tiene desde el año 2012 en el concejo de Ribera de Arriba. La localidad de Bueño (Güeñu en asturiano), a unos 8 km de Oviedo recibió ese mismo año el Premio de Pueblo Ejemplar, otorgado cada año por la Fundación Princesa de Asturias (en el año 2012 se denominaba Fundación Príncipe de Asturias). Los habitantes de Bueño recibieron este galardón por “sobreponer su condición de rural a la presión de un entorno industrial y urbano”, tal y como reza el acta del jurado. Y es que Bueño cuenta con un centro de interpretación del hórreo, donde podemos aprender muchas, muchísimas cosas del mismo e incluso ver como eran hace algunos años y cómo se colocaban los víveres y la cosecha en su interior. Pero por si fuera poco, Bueño es un museo vivo donde se nos regala la magnifica experiencia de dar un paseo por el pueblo mientras vemos los 36 hórreos y 10 paneras incluidas en la ruta. Si a ello le sumamos una noche de verano, el mejor jazz y los hórreos como escenario, disfrutaremos de una combinación única a la que cada año más gente se apunta.

Presente y futuro del hórreo

horreos

Hórreo en Villaviciosa

En la actualidad, y por fortuna, podrás encontrar múltiples hórreos por tu viaje por Asturias. Muchos restaurantes, alojamientos y particulares los tienen a modo de decoración y totalmente restaurantes en sus parcelas.

Por todo ello y por muchas razones más, los hórreos han sido, son y serán uno de los símbolos de Asturias  ¿queréis más motivos para venir?

Katia